Dirigente de nueva alianza apoya a Febronio

Sergio Hernández Hernández, dirigente de Nueva Alianza, respalda el despilfarro del alcalde de Tianguistengo.

Tianguistengo, Hgo. — Como si se tratara de una burla a la inteligencia colectiva, Sergio Hernández Hernández, dirigente estatal del partido Nueva Alianza, apareció en Tianguistengo para respaldar públicamente al alcalde Febronio Rodríguez Villegas, mejor conocido por despilfarrar recursos públicos que por gobernar con eficacia.

El mismo edil que organizó una fiesta de XV años con tintes de telenovela —donde no faltó el derroche ni los narco-corridos— ahora recibe el aval del #PANALH un partido que también arrastra su propio historial de simulación y nepotismo. Porque mientras Rodríguez Villegas presume sensibilidad social, en realidad opera con una insensibilidad brutal, dilapida el presupuesto mientras muchos ciudadanos del Municipio aún siguen sin servicios básicos, y su gobierno es más famoso por el espectáculo que por resultados.

El evento fue presentado como una jornada de audiencias públicas, en la práctica, fue un acto de propaganda disfrazado de cercanía con el pueblo; las palabras del dirigente aliancista, quien elogió “la confianza de la gente” y la “atención con sensibilidad”, contrastan grotescamente con las múltiples denuncias de abandono, opacidad y nepotismo que pesan sobre la administración local.

Resulta alarmante, pero no sorprendente, que Nueva Alianza —el mismo partido señalado por colocar familiares como aviadores en la SEP y en sus propias oficinas— venga a dar lecciones de “gobierno cercano”. Su dirigente no desmintió una sola acusación, ni siquiera se inmutó. Porque en este juego político, el silencio ya es parte del guion, se premia al que abusa, se aplaude al que miente, y se respalda al que derrocha.

Mientras tanto, el pueblo de Tianguistengo sigue esperando resultados, no discursos. El pueblo espera caminos transitables, no alfombras rojas para artistas; soluciones reales, no narrativas de superación que encubren una gestión indolente.

La visita de Sergio Hernández no fue una muestra de apoyo, fue la confirmación de un pacto. Un acuerdo entre figuras políticas que, antes que servir, buscan servirse; como bien dice el dicho popular —ahora con más vigencia que nunca—: “Dios los hace y ellos se juntan”. Porque cuando la impunidad es el punto en común, la complicidad no se disimula, se celebra públicamente.
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